Esa sangre veloz de los artistas. "Berlín"
La guía más real y cotidiana de Berlín, aunque resultara prosaica, podría decir que esta ciudad no tiene moscas, sino avispas, avispas por todas partes, sobre todo revoloteando por encima de los dulces en los estantes de las pastelerías e inquietando la calma de los turistas que toman una copa apacible en sus veladores; pero puede observarse a los berlineses convivir con ellas sin aspavientos, asumidas como parte de lo doméstico. Esos mismos berlineses que no levantan la voz y, más, se diría que apenas hablan, como si hubieran acordado musitar las palabras de un idioma duro y establecido largos tiempos de silencio.
