Estamos bajo el imperio del espíritu de la contradicción, gobernados por la mayor y más desvergonzada estafa electoral que conoce nuestra más reciente democracia, que ya se baña en auténticos tintes de absolutismo, con la división de poderes hecha añicos. Rajoy, pese a su reiterado rechazo en un pasado a las medidas que acaba de anunciar, subirá el IVA hasta el 21%, reducirá el sueldo de los funcionarios (a los que les quita la paga extra de Navidad) y las prestaciones del paro. Hay más, pero para eso están los informativos completos, hasta que te salgan los del fútbol, y los periódicos con todos sus renglones. Yo voy a pie, como todos, y ya tengo bastante. Es, en resumen, otra revirá del paso que está haciendo la carrera oficial como le sale de los cojones los cojones de la Comunidad, claro, con un Rajoy que se baja los pantalones sin humanizar los plazos del sacrificio, sin tener en cuenta la real situación drástica de los españoles, sin mirarles el cuello enrojecido por sus manos insensatas que se lo aprietan. Ese Rajoy que ya se reconoce él solito como un incumplidor de promesas básicas y decisivas para que fuera votado. Ese Rajoy que ha anunciado esta mañana una rectificación completa de su política económica sin que se le mueva un pelo. Un hombre frío para un país caliente. Un chorro de alcohol sin miramientos para la carne viva de una nación doliente. Un español de imperturbable flema inglesa. Un gallego jugando a ser Churchill. Una losa de gélido mármol para enterrarnos vivos.
Sigue erre que erre con el cuento de los funcionarios, criminalizándolos ante la sociedad, exponiéndolos sin presunción de inocencia ante los ciudadanos que reciben sus prestaciones, su entrega honrada, dejándolos a peor altura que la de los chistes que siempre se contaron sobre una minoría que en todas partes, en la Administración Pública o fuera de ella, se tira a la bartola.
Las redes sociales, tras las que está una ciudadanía mucho más sincera y enérgica que los periódicos, ha explotado en rebeldías que pueden urdir una revolución. Ahí queda un botón de muestra en Facebook:
-Visto lo visto no queda otra que reconocer que el Gobierno de este país es un exprimidor y el señor que lo preside con su incapacidad y su poca vergüenza política es un rotundo fracaso. ¿A qué esperamos para estar en las calles? ¿Acaso no nos damos cuenta de que se están riendo de nosotros ante nuestras propias narices? Es el momento!! Basta ya de abusos permitidos y consentidos!! España somos todos y cada uno de nosotros!!
Y si este que les escribe les enseñara los correos que estoy llegando a recibir de gente de derechas de toda la vida sumando intenciones como la reproducida; gentes tradicionalmente serenas que arden en deseos de manifestarse públicamente en contra de esta dictadura.
Desde los lugares más conservadores en los que discurrió hasta ahora mi vida; desde mi condición de votante del Partido Popular (al que algunos denominan ya el PPSOE), le devuelvo con remedo al presidente ficticio de la nación aquella coletilla de Aznar a Felipe González. Por el bien de España -y déjeme de chorradas salvadoras de la Patria que no siente-, ¡ váyase, señor Rajoy!