Ya nadie podrá decir nunca más que Rosa no da con un repertorio que le haga justicia. Propiedad de nadie contiene canciones llamadas a ser precisamente eso: un poco de todos. Escritas por el mismísimo José Luis Perales, tras mucho tiempo sin apenas componer para otros. Y esa no es la única sorpresa. Rosa renace tras una nueva metamorfosis. Sí, como lo oyen, aunque esta vez no es su aspecto el que ha cambiado (salvo ese pelo rubio), sino su voz. En algunos momentos suena literalmente irreconocible, sin abandonar por ello su hasta ahora más característico estilo vocal, como demuestra en el primer single De haber sabido.
Ella asegura que ha sido como empezar de nuevo. Es como si fuera mi primer disco, afirma. Y él lo tiene claro: La voz de Rosa es excepcional, dice sin titubear. Es la voz que cualquier compositor sueña tener un día para poder escribirle. Además, ha descubierto matices que no conocía, sobre todo en los tonos medios. Más cálidos y dulces. Aseguran también que trabajar juntos le ha rejuvenecido a uno y dado una mayor madurez a la otra. A sus 28 años, Rosa se revela en este sexto disco en total plenitud y con muchas más cosas en común con Perales de lo que se podría pensar: la sencillez, los sentimientos puros, la nostalgia pegada a la piel... Por ello, las dos únicas canciones rescatadas del pasado (una cantada aquí a dúo con Perales) acaban resultando tan suyas como las otras nueve, escritas expresamente para Rosa. Propiedad de nadie es un disco familiar en todo el sentido de la expresión. Producido por Pablo Perales (hijo de José Luis y productor también de sus últimos discos) con exquisita sobriedad instrumental y grabado como si fuera en directo. Un trabajo intimista y tenuemente melancólico que no podía publicarse sino en otoño. Será sin duda el compañero de viaje ideal para este invierno que se avecina. Y no lo duden, tras el deshielo, sus canciones seguirán ahí.
