Ahora estás trabajando ya desde aquí, pero desde tu nombramiento como seleccionador y hasta ahora lo has hecho desde Moscú. ¿Cómo se ha desarrollado el trabajo en estos meses? Han sido meses o semanas de organización del trabajo, de adaptación recíproca a lo que iba pidiendo al gabinete técnico y a los colaboradores, y por su parte para ir entendiendo exactamente qué es lo que yo necesitaba, y también de organización mía personal para colocar dentro de la jornada laboral un poco todo, mi trabajo con el equipo, observación de rivales, estudio del trabajo a hacer con nuestros propios jugadores, los entrenamientos, y prácticamente a diario la observación del resumen de imágenes muy completo, muy bien hecho, que abarcaba un número amplio de jugadores, que los colaboradores del gabinete técnico me iban enviando, junto a las estadísticas de todos los partidos y los jugadores Y por supuesto también las conversaciones telefónicas sobre la planificación de la preparación, los partidos amistosos, de cómo organizar el trabajo en las primeras semanas tras mi regreso, y también con el presidente y el director ejecutivo sobre todas las cuestiones de interés. Han sido semanas de mucho diálogo, muy intenso y frecuente, y creo que también productivo, porque por mi parte he llegado a tener un nivel de información amplísimo de todo lo que han hecho todos los jugadores que nos interesaba seguir, y por parte del gabinete técnico ya la adaptación a un sistema de trabajo diferente, ha procedido muy bien.
¿Qué es lo que más te ha interesado hasta ahora: las estadísticas, los números de los jugadores, las sensaciones, su progresión técnica, su estado de forma, su estado anímico? Un poco de todo. Siempre la observación se tiene que referir a valores muy generales, no a algo que se refiera concretamente a un partido, o un momento determinado. hay que saber valorar lo que es más propio y estable en un jugador, y lo que es en cambio puntualmente debido a un estado de forma, la condición física, también el estado anímico, que puede depender de su propio estado o de su situación en su equipo de club Hay muchos factores a tener en cuenta.
¿Qué criterios van a pesar más a la hora de configurar la Selección: un análisis más individual o el análisis de lo que será el equipo? Sin duda hay que tener en cuenta las prestaciones del jugador para tener una idea de lo que puede dar, porque ya lo ha dado; no tanto imaginando lo que podría dar en una situación muy diferente respecto a la que ha actuado Hay que tener en cuenta también lo que el jugador ya ha hecho para pensar que lo puede llegar a repetir, aunque siempre estando abierto a las novedades y los jugadores que poco a poco se van asomando pretendiendo poder llegar a jugar a nivel internacional. Pero también un punto colectivo, importante, porque un equipo debe tener unas cuantas características y hay que buscar en conjunto a jugadores que los puedan dar. Por un lado el talento, la calidad y la experiencia de los jugadores, y por otro el equipo necesita unas cuentas dosis de determinados aspectos mentales, técnicos y tácticos, de modo que hay que hacer la búsqueda al revés: una vez que vemos qué necesitamos, ver quiénes son los jugadores que tengan un talento suficiente para poder competir a este nivel y nos lo pueden dar.
Los jugadores que ya hayan trabajado contigo ¿tienes en este sentido un plus para estar entre los elegidos? No, no será justo. Desde luego, el conocimiento de un jugador te da la posibilidad de tener claro qué te puede dar, posiblemente más claro de lo que puedes llegar a imaginar de un jugador que no conoces tanto por no haberlo entrenado. Pero ahí se queda. Si ese conocimiento lleva a considerarlo mejor que a otro, bien, pero si te lleva a considerarlo peor, pues también habrá que aceptarlo. Pero el conocer o no al jugador no puede tener influencia en una elección de este tipo, sería hacer un flaco favor, no sólo a mí mismo y a la Selección sino a los mismos jugadores. Nadie se puede sentir seleccionado por haber tenido una convivencia, una trayectoria, unos éxitos con el seleccionador.
Después del trabajo en la distancia, ahora estás siguiendo los partidos del playoff ACB. ¿Es importante ver a los jugadores en directo? Hasta cierto punto. Por ejemplo, en el único partido que hasta ahora he visto en directo no he asimilado más datos que viendo por televisión los partidos anteriores de la misma serie. Creo que en el momento en que estoy en España es positivo que vaya a donde tenga posibilidad de ir, de hecho iré a ver algunos partidos de la final, pero a nivel de recibir información, de recibir ayuda por lo que veo a la hora de tomar decisiones finales, no tiene un peso muy relevante.
Siempre que llega un entrenador nuevo a un equipo configurado por el paso de los años se requiere una adaptación mutua. ¿En qué crees que debe adaptarse Scariolo al equipo y en qué debe adaptarse el equipo a Scariolo? Yo desde luego tendré que asimilar muy rápidamente todas las características individuales, esos pequeños detalles que sólo descubres cuando estás en contacto con una persona y un jugador. Y por supuesto deberá adaptar los plazos, de propuesta y de asimilación de una realidad que es diferente a la de un club. Pero creo que más que adaptarse a un entrenador, los jugadores tendrán que readaptarse a ellos mismos: volver a encontrar la sintonía, la humildad, el al-truismo, la capacidad de disfrutar con el éxito del compañero aunque conlleve un menor espacio en cancha para unos mismo una serie de valores que han existido de forma natural, pero creo que en cada equipo nuevo hay que restablecer, porque los jugadores cambian, el estatus de los jugadores cambia, la condición psicofísica cambia, y hay que reajustarlo. Repito: más que una adaptación a un nuevo entrenador, que creo que por la experiencia recíproca no constituiría ningún problema, hay que volver a encontrar ese equilibrio, porque nadie es igual a un año antes, sobre todo cuando tienes 23, 25 o 28 años.
En un análisis global de lo que ha sido la Selección en los últimos años, ¿en qué crees que tiene el equipo un mayor margen de mejora? La cuestión no reside tanto en pensar en un margen técnico de mejora en concreto, sino en la adaptación individual y colectiva a un rol que es de responsabilidad cada vez superior. La competencia crece, los buenos resultados alimentan las expectativas, y tú tienes que estar a la altura. Creo que esa subida de fortaleza mental, capacidad de aguantar expectativas importantes, de enfrentarte a equipos que tienen posiblemente las mismas cualidades o el mismo ta-ento que tú pero que pueden ir más ligeras a la competición, como le puede pasar perfectamente a otros tres o cuatro equipos de los que van al Eurobasket. Creo que en esto se situará el aspecto que hay que trabajar con más atención. Por supuesto que aspectos técnicos y tácticos hay miles, pero la cuestión será sobre todo la de volver a formar un grupo unido y saber mantener esa unidad con las presiones que te presenta la competición de por sí, por parte de los rivales y por parte de lo que rodea siempre a un equipo.
Más información en feb.es