
-¿Qué tal ha resultado ese reencuentro con el que, al fin y al cabo, es su propio mundo?
-Bueno, yo no me he alejado, ni he dejado de actuar ni de componer. El problema es que, cuando te apartas del circuito comercial -y no sales en la televisión fundamentalmente, parece que desapareces, te vuelves invisible. La verdad es que la sensación no podría ser más positiva. A raíz de empezar todo han sido emociones y más emociones. Tenía muchas ganas de compartir un proyecto con Jesús Bola y, desde que entré en el estudio, ha resultado un gustazo. Respecto al público estoy muy agradecida. La gente que te sigue, está ahí y eso no tiene precio.
-¿No le parece demasiado arriesgado decir las cosas con tanta verdad?
Aunque no lo he hecho antes, a estas alturas de mi vida aún pienso menos en eso. En este trabajo me he desinhibido y he dado rienda suelta a muchos registros que, hasta el momento, jamás había mostrado. Para hacer algo comercial, no habría grabado nunca. Soy una persona positiva. Se habla más de los que no compran y se bajan la música por internet que de los que prefieren adquirir lo que ofrecen sus artistas. A esos quiero dirigirme con todas mis fuerzas.
¿Podría contarnos algo sobre el tema que le ha inspirado 'la más grande'?
Hace tres años me lo pidieron pero no le veía el ángulo. Después editaron un libro con fotografías de Rocío y, en una de ellas, la vi con una cesta y unas amigas regresando del campo. Yo la conocía desde hacía mucho de veranear Chipiona y la recordaba así, como una muchacha que después pudo dedicarse a lo que más le apasionaba. Terminaba un concierto de tres horas y seguía cantando con su gente. Su melodía se ha revestido con aires de fado porque a ella le gustaba mucho ese género. Aparte, cuando la hicimos, sucedió algo, lloramos, la sentíamos por ahí
Otro gran motivo de su obra es su tierra, ¿verdad?
Sí. Sevilla Sin embargo también he apostado por otras cuestiones como el maltrato. Bailándote el agua refleja esa preocupación por nuevos asuntos de actualidad de los que, como mujer y ciudadana, también me apetecía hablar. Le pedí a mi hijo Chema que pusiera su voz y, a pesar de que es tímido, aceptó. Por lo demás, ya la suerte está echada. Lo que pase a partir de ahora, es menos importante para mí.

