
El escritor Antonio Gala y el torero Morante de la Puebla llenaron a rebosar la Sala Joaquín Turina del Centro Cultural de El Monte en el segundo Mano a mano de Cajasol. Este encuentro resultó de lo más ameno y enriquecedor, y sirvió, entre otras cosas, para descubrir facetas poco conocidas del escritor de fama internacional como su vínculo con el toreo desde su infancia.
Hay una gran contradicción en mí dijo Gala- porque llevo el toreo en la masa de la sangre al mismo tiempo que hay 13 sociedades de amigos de los animales que llevan mi nombre. A lo largo de su intervención desgranó detalles como que de niño acudía a los toros en Córdoba con su padre y el torero Machaquito. Ya metido en faena, Antonio Gala se refirió a la ministra de Medio Ambiente y sus declaraciones antitaurinas: La Narbona, que es hija de un famoso crítico de toros, debe tener complejo de Edipo, señaló, comentario que provocó una fuerte ovación de las cerca de 400 personas que asistieron al acto.
Literatura y toreo se entrecruzaron en este Mano a mano de Cajasol. Fue el propio Gala quien estableció el primer vínculo: En el toreo y en la Literatura hay dos verbos imprescindibles: crear y comunicar. Eso lo hacemos los dos, Morante y yo. Y añadió: Tanto un oficio como otro son no elegidos, son un destino que se acepta. Nuestros oficios no son naturales. Lo natural con un toro es comérselo o verlo en el campo, no jugar con él y matarlo. En mi caso, lo natural es hablar, no escribir.
Al hilo de las palabras del escritor, el torero Morante de la Puebla habló sin tapujos de la suerte suprema: Disfruto con la muerte, es el último trance, si no llega ese momento parece que está incompleto el toreo. Cuando veo al toro con la espada dentro siento una satisfacción enorme. A mí nunca me ha gustado indultar. Y causó sorpresa cuando afirmó que para torear bien hay que estar excitado, afirmación que luego matizó diciendo que era una excitación especial que afecta a todo su cuerpo pero que nada tiene que ver con la sexual.
Especial intensidad tuvieron las palabras de Antonio Gala cuando hizo referencia a la crueldad: La emoción constituye una zona del hombre más profunda que la voluntad. Me irrita que se confunda la crueldad. La crueldad es otra cosa: la guerra, el maltrato a las mujeres, el maltrato a los hombres Jugar a la vida o la muerte en igualdad de condiciones, pelear con un toro es la cara o la cruz, no es crueldad, forma parte de nuestra cultura.
Morante y Gala hablaron también de la soledad en la que ambos ejercen su oficio: Yo escribo a mano y él torea a mano. Somos como el pianista que toca mientras que cada uno baila a su son. El pianista siempre está a solas con su música.
Como anécdota, el escritor contó la historia del bastón que llevaba, que había pertenecido a Manolete y que fue un regalo de Angustias Sánchez. El bastón se lo arrojó un aficionado al torero cordobés en México: Cuando me lo regaló Angustias se enteró todo el mundo, entonces me escribió un señor de 93 años una carta en la que me decía: no esperaba que la vida me deparara más sorpresas, pero he sabido que el bastón que arrojé a unas manos que admiraba ahora está en unas manos que admiro.
Antonio Gala y Morante de la puebla fueron recibidos en el Centro Cultural de El Monte en Sevilla por el presidente de Cajasol, Antonio Pulido, que tuvo ocasión de departir también con el torero y el escritor al finalizar el acto.
Estos encuentros se vienen desarrollando con una periodicidad mensual y pretenden fundir el mundo del toro con otras manifestaciones artísticas para mostrar las numerosas implicaciones culturales de la Fiesta.

