
Se llama Luis Cebollada y lleva 19 años viviendo en Tokio. Llegó a ver a un amigo desde EEUU por una visita de dos meses, conoció a una japonesa se casó, tuvo un hijo y se divorció.
Hoy sigue viviendo en Japón enseñando español en dos universidades y una escuela privada. No ha perdido el sentido del humor y hace patria entre los japoneses para que animen a España. Y por supuesto se sumó a la campaña de la Federación Al Rojo Vivo, se cogió su camiseta roja y fue uno de los que más gritó España en el enorme Saitama Arena, campo de fútbol cubierto con capacidad para 42.000 espectadores que se pliega increíblemente a cancha de baloncesto con capacidad para unos 20.000 que abarrotaran las semifinales del Mundial.

