
Poco a poco, a paso de romería, Rocío Jurado salió ayer del Hospital Montepríncipe de Madrid (foto). Bajó la ventanilla del coche y aseguró al remolino de reporteros que está "mejor", que le habían hecho "muchas pruebas" y que tenía ganas de "abrazar" a hijos y nietos.
Jurado, muy delgada y con amplia sonrisa, abandonó la clínica a las seis de la tarde diciendo "os quiero" a los reporteros, y en compañía de su hija Rocío Carrasco, José Ortega Cano y Amador Mohedano.
Vestida con el mismo chándal verde con que se encomendó en enero del 2005 a la Virgen de Regla para agradecerle su recuperación, la cantante posó a su llegada a casa. Incluso echó mano del humor y dijo a los periodistas que estaba "muy feliz" y "encantada" de verlos. "No sabéis cuánto", se rió.
Con este talante, Jurado cerró su último bache. La cantante, que sufre un cáncer de páncreas desde hace dos años, ingresó el pasado día 19 en el Montepríncipe. Al hospital volvió tras estar 11 días en casa, después de permanecer tres meses hospitalizada, primero en Houston y luego en Madrid

