
Lleva más de cuarenta años en los escenarios pero Cristina Hoyos no ha perdido nada de ilusión ni de ganas. Siempre dijo que se iría despacito y a compás del baile, pero a sus 55 años su público no la deja. Valiente, luchadora y vencedora de un cáncer la bailaora ve muy cerca esa retirada.
Cristian se presentó en el Tetaro Lope de Vega de Sevilla con el que podria ser su último espectáculo, Viaje al Sur, una producción del ballet Flamenco de Andalucía
Parece como si su retirada estuviera cerca
- Lo está, tengo que someterme a una operación que he ido postergando, tengo los pies fatal con muchos problemas. Seguramente no pueda retrasar mucho más la operación y eso exigirá una retirada parcial, de la recuperación dependerá que sea definitiva o no
¿le preocupa?
- No quiero hacer una tragedia de esto, porque tampoco lo he hecho en mi vida cuando me he operado de otra cosa
¿Seguirá vinculada al flamenco?
- por supuesto, una cosa es que deje de bailar y otra que deje el flamenco, ahora voy a implicarme mucho más en el Museo de Baile Flamenco de Sevilla, en el que llevamos trabajando cinco años y que esta primavera se abrirá al público
Fue de las primeras mujeres en hablar en público del cáncer que padeció hace tres años
Fui a algunos programas para que la gente supiera que sigo existiendo, que sigo viva, porque, con el problema que tuve fue cáncer de mama, a lo mejor se pensaban que me había retirado. Soy presidenta de honor de una asociación contra el cáncer y doy muchas charlas a mujeres que padecen esta enfermedad y aprovecho la televisión para contar mi caso y ayudar.
¿Cúanto tiempo hace que pasó por el quirófano?
- Hace tres años para extraerme el bulto que un día, el 1 de diciembre, no se me olvidará, me noté en la axila, mientras asistía a la despedida de Nacho Duato como bailarín.También fue el dia que nació la hija de mi sobrina Cristina, gerente de mi compañía.
¿Pensaba que podría ocurrirle algo así?
"Tenía el presentimiento de que me iba a venir algo malo, porque habían sido muchos años en los que todo era bueno: artísticamente, en la familia, con mi pareja, todo. Por suerte "me vino a mí, que soy la más fuerte de la familia, y no a mi madre o a mis hermanas. Cuando fui al médico y me dijo que había que operar, pensé, `esto era lo malo que esperaba'".
¿Le sirvió el baile, todo expresión física y sentimental, para hacer frente a la enfermedad?
- Saqué fuerzas y me dije: "Esto no me va a hacer dejar de bailar", y parece que el subconsciente actúa, porque cuando salí del quirófano, mi familia dice que oían algo raro y era yo, que con la mano estaba rascando la sábana como si tocara una castañuela. Sabía que al quitar los ganglios, el brazo podía quedarse sin movilidad, por eso, en cuanto pude, empecé a hacer ejercicio. Pensaba que tenía una compañía, gente que dependía de mí y, evidentemente, no iba a rendirme. A los dos meses y medio, ya estaba bailando.
Parece que hoy en día la bailaora más famosa que hay es Sara Baras
Claro, es la que sale en la tele. Es todo marketing. Creo que Sara es muy mona y baila bien, aunque tiene facultades, si trabaja, para bailar mucho mejor todavía. Pero como sale mucho en la tele, hasta las personas de los pueblos saben de su existencia sin haberla visto sobre un escenario. Toda la gente de mi época, y de anteriores, nos hemos hecho famosos porque nos han visto bailar en el teatro. Hay que animar a la gente a que vaya al teatro y sienta su magia.

