
Libro El ferrocarril de Aznalcollar al Guadalquivir.
Este libro de la editorial Pangea , escrito por José Torralbo, médico anestesista jubilado, miembro de la Asociación de Amigos del ferrocarril de Sevilla como yo ,nos muestra la historia de este ferrocarril industrial desconocido por muchos cuyos vestigios todavía quedan por la provincia de Sevilla.
La Compañía Gaditana de Minas se constituyó en Cádiz en 1889 por la asociación de varios capitalistas mayoritariamente gaditanos con la finalidad de explotar en arriendo la mina «Caridad» y otras cercanas localizadas en Aznalcóllar (Sevilla). Esta Compañía encontró al principio una bolsada de mineral rico que favoreció su expansión. Con el tiempo, la ley del mineral extraído se redujo drásticamente, por lo que, además de pequeñas partidas para la exportación, tuvo que utilizar el sistema de acumular en montañas artificiales el mineral de baja ley, regándolo reiteradamente con agua para solubilizar las sales de cobre y precipitar ese por medio de chatarra de hierro, proceso conocido por cementación. Claro está que la pirita que se había tratado en la montaña de cementación (pirita lavada) no contenía cobre, pero sí azufre, constituyendo un subproducto de desecho. No obstante, un hecho vino a realzar el valor de esta pirita lavada: el aumento del precio del azufre para la obtención de ácido sulfúrico, pues había un método para obtener este empleando los gases desprendidos al tostar las piritas.
Con esta merma de la calidad de sus minerales, el peso del arrendamiento del grupo Caridad, el incremento de los impuestos a la exportación de minerales ricos en cobre y el uso intensivo a que se estaba dando a las piritas lavadas, la Compañía decide al torcer el siglo XIX construir un ferrocarril de vía estrecha (ancho de un metro) que diera servicio a todas las minas de la zona y que llegase a alguna zona del Guadalquivir, donde se establecería un embarcadero para la carga de minerales. También construyó ramales a Gerena y a la fábrica de Cros en San Juan de Aznalfarache.
La pequeñez relativa de la Compañía no fue obstáculo para que contase, por ejemplo, con el primer automotor sobre raíles de España, como así denominaba a una draisina o coche sobre carriles de inspección de obras; o construir un embarcadero de hormigón armado sobre el cauce de Los Gordales en el río Guadalquivir a su paso por Sevilla, diseñado por don Juan Manuel de Zafra, que luego impartiría la asignatura en la Escuela de Caminos en Madrid. También poseyó dos automotores propulsados por motor diésel a principios de los años treinta. Y un viaducto metálico que cruzaba el río Crispinejo, que un periodista novelero tildó como el más largo de la vía estrecha de España.
La bibliografía utilizada en este libro es extensa, ya que las fuentes consultadas fueron el Archivo Histórico Provincial de Sevilla y Cádiz, la Hemeroteca Sevillana y el Archivo Municipal de Sevilla, el Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares, el Archivo de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles de Madrid y el Archivo de la Autoridad Portuaria de Sevilla, aparte del archivo personal del autor.
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Texto y foto de Juan Manuel Rodríguez, socio 104 de la Asociación sevillana de Amigos del Ferrocarril.

